jueves, 16 de julio de 2009
CANDENTE FIESTA CUBANA CIERRA EL 30o FESTIVAL INTERNACIONAL DE JAZZ DE MONTRÉAL
* Histórica clausura, con Afro Cuban All Stars y Los Van Van, con la participación de casi 200 mil personas.
Por FRANCISCO ORTIZ VELÁZQUEZ / Communivision Canada.
MONTREAL, Québec, 13 de julio, (CPN Press News).-- Fue una fiesta extraordinaria, aunque desconsoladoramente para muchos, fue la última de esta Trigésima Edición del Festival Internacional de Jazz de Montréal, donde se vieron desfilar a más de 3 mil artistas de 30 países, en 600 conciertos durante 13 días de fiesta.
Una bandera cubana ondeaba a todo lo alto y en toda su magnificencia cerca del escenario principal del Festival, al ritmo de la guaracha, el son y la salsa de los Afro Cuban All Stars, mientras el sol se consumía entre los edificios del centro de Montréal, para enseguida dar paso a una noche llena de sabor, alegría y magia que trajo la música antillana.
Porque este día, era el último. Y el cuerpo no podía permitirse permanecer quieto, sin el cosquillear de pies, los movimientos de cintura, el menear de caderas y de brazos, para finalmente arrancar un baile frenético de casi 200 mil personas que acudieron a esta Fiesta Cubana y a la clausura del FIJM en su edición 30.
Y el calor de la música cubana entrelazó a todos, fuera de la raza u orígen que fuera: asiáticos, quebequénses de herencia francesa, mexicanos, afrocanadiénses, árabes, además de un mundo de gente latina y especialmente cubana que se dio cita, bajo el influjo de sus ritmos y de los gritos “¡Viva Cubaaaa!” y “¡Viva Cuba libreeee!”...
Los organizadores presentaron un doble concierto de clausura, por vez primera en la historia de este Festival: la fiesta cubana con los Afro Cuna All Stars y el grupo Van Van y el rock fresco, eléctrico, hipnotizante de Ben Harper y sus Relentless 7.
Pero la fiesta cubana es la que realmente puso a bailar a todos sobre la rue Sainte-Catherine y calles aledañas, bajo un cielo despejado, un sol hermoso que se alejaba entre el firmamento de Montréal y el frenesí de la música caribeña.
Ambos grupos, Afro Cuban All Stars y los Van Van conforman una coalición tremenda de más de 30 músicos en escena, con una descarga de ritmo contagioso y mucha diversión. Se tuvo que hacer espacio en diferentes sitios para que la gente pudiera bailar en medio de la multitud, extasiada con el diluvio de salsa, son montuno, guaracha y guaguancó.
Y los Van Van se encargaron de cerrar el concierto que duró dos horas, con una sorpresiva versión de “Hey Jude”, de Los Beatles, a ritmo de salsa que puso a todo mundo en movimiento.
Y el ritmazo contagió a los miles de visitantes, que no sólo en la calle de Sainte-Catherine arrancaron el baile, sino en las calles aledañas, en Jeanne Mance y hasta la calle de Saiint-Urbain, en donde la fiesta casi se transformó en carnaval de música, baile y goce del alma y del cuerpo.
“Definitivamente, esta fue una escena inhabitual en los grandes eventos del Festival de Jazz”, comentaron fascinados los organizadores, por la capacida de convocatoria y de ritmo de los grupos cubanos, que convirtió esta clausura en una velada inolvidable.
Tras quedar incenciado el escenario bajo los ritmos tropicales, al rockero Ben Harper le costó cierto trabajo meter en su “rollo” a los espectadores, que ya lo aguardaban en el otro lado, en la Plaza de los Festivles, para disfrutar de otro concierto multitudinario.
Pero sus primeras descargas de guitarra y energía llenaron de sonidos electrizantes el ambiente y la fiesta continuó con su grupo, Les Relentless 7.
Harper también encendió la noche con sus versiones de “rolas” de Led Zeppellin y del Red House, con blues y rock durante una quincena de piezas que ofreció.
Desgraciadamente la lluvia parecía llegar de nuevo, como la incómoda invitada que fue a lo largo de todo este Festival e hizo huir a mucha gente antes de que Harper concluyera su espectáculo, que definitivamente cerró a lo grande esta edición memorable.
Todavía a la medianoche mucha gente deambulaba entre las plazas del festival, con la esperanza de escuchar algún grupo, aunque fiera callejero, para seguir la fiesta, en medio del siempre presente olor a cannabis que acompasaba los sentidos, plenos de emoción por la música, las cervezas, la fiesta y el baile.
Hasta 2010... Au revoir...
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