jueves, 9 de julio de 2009

LLUVIA, CAMISETAS MOJADAS Y ESE DISCRETO AROMA A... CANNABIS


CRÓNICA AMBIENTE.


• Mujeres hermosas, un aguacero que concluye al iniciar el concierto... 200 mil almas en la primera noche del Festival.

Por FRANCISCO ORTIZ VELÁZQUEZ / Communivision Canadá.

MONTRÉAL, Canadá, 1º de julio, (CPN Press News).— Y casi en punto de que Stevie Wonder aparezca para iniciar su concierto, el firmamento de Montreal queda despejado de lluvia, listo para que Michael Jackson atisbe desde el infinito.

Y es que antes, durante horas, la pertinaz lluvia no ha cesado esta noche de martes. Ni tampoco el congestionamiento humano y de máquinas buscando un estacionamiento cercano al Centro, mientras la avalancha de miles de espectadores vuelve caótico el arrivo a la Place des Arts, el punto neurálgico del Festival, sobre la célebre calle Sainte-Catherine Oeste, en pleno Centre-Ville.

Y tampoco se detiene el asombro aquí cuando hay eventos como este. En México, en una noche así, además de “franeleros” o acomodadores de autos, vendedores de paraguas y capas “para que no se moje, bara-bara-bara-bara”, habría en cada esquina puestos de tacos, refrescos, hamburguesas, camisetas y mil chucherías. Aquí no. La lluvia no enfría los ánimos, pero tampoco hay una economía subterránea que permita puestos callejeros de ninguna índole. Ni tampoco existe la complascencia de las autoridades.

Aquí, si no se paga un estacionamiento de a 7 dólares la hora, en caso de hallar uno disponible, no se puede dejar el auto en cualquier acera, que está destinada para moradores de la zona, quienes tienen calcomanía de identificación en sus vehículos. O bien, uno se arriesga a recibir multas de hasta 150 dólares y ser reemolcado.

Y ya ese aroma se siente...

Todo lo controlan los organizadores del Festival Internacional de Jazz de Montréal, (FIJM, en siglas al estilo de la ONU, para que el rezo no sea tan cansado). Aquí sólamente los stands oficiales hacen tronar sus chicharrones, en puestos de venta de camisetas, souvenirs, discos conmemorativos y hasta taquitos en la “Cousine Mexicaine”, estratégicamente situada en la parte principal de la atestada avenida principal y con puros empleados poblanos y del De Efe. Sangre, sudor y salsa, al estilo México.

Y, al pasar de la avenida Jhon F. Kennedy a la Place desArts, ese aroma crece...

DE CONTONEANTES MINIFALDAS A CAMISETAS MOJADAS

Ya los ojos no se desorbitan tanto como al comienzo del recorrido. Deslumbra la belleza de mujeres “quebecoise” y afrocanadienses. Las minifaldas se bambolean al ritmo del paso de sus deslumbrantes extremidades inferiores. Y, cuando uno por fin levanta la mirada, es para descubrir una minuscula cintura seguida por unos bien proporcionados torax, con sus juguetonas protuberancias encima y, todo eso, rematado por una espléndida cabellera y un lindo rostro que retrata la expectación por escuchar a Stevie Wonder.

EL “ARBANO JALIL” Y SUS “PARAPLUES”

Y ya, todos los caminos llevan al escenario principal de la rue Sainte-Catherine, pese a que la lluvia no disminuye y por momentos se hace más intensa. Mejor, para aquellos ávidos ojos que desean observar camisetas mojadas femeninas.

Sólamente un “arbano Jalil”, árabe él, se ha refugiado en el quicio de una tienda cerrada, para vender, al estilo México, paraguas y capas de a cinco y 10 dólares sobre la rue Saint-Laurent. Halim Alí amanecería entre los 100 hombres más ricos de Montréal, este primero de julio.

EL CIELO DE MONTREAL SE DESPEJA Y MICHAEL ATISBA

Y el aroma es ya una realidad: se desprende en el aire, entra por los poros y hace bailar a muchos. La cannabis es otra de las invitadas principales al concierto...

Pero las compras de pánico de paraguas y capas se ven desencantadas, cuando, por caprichos de la naturaleza, conforme se acerca la hora para que se vea y se sienta a Stevie Wonder las nubes se alejen y, en punto de las 9:25 de la noche, a cinco minutos de que comience el espectáculo, el firmamento de Montreal queda limpio y el cielo se asoma tambíen para ver a este ícono negro de la música pop.

Y Stevie, en medio de una gigantesca ovación, es conducido hasta el escenario por su hijota, una treintañera que es parte de sus bellas coristas y cuyas imágenes son magnificadas por las pantallas gigantes.

Y ya la música del alma que deleita al espíritu y al corazón no parará de aquí y hasta el último de los próximos 13 días...

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